jueves, 31 de diciembre de 2009

Sweet fifty-two

Miró las tres botellas de ron que estaban tiradas en el suelo junto a su cuerpo frío como el acero y pensó No necesitaba esto. Se levantó con la poca fuerza que le quedaba y librandose de los mareos y las nauseas que le venian fue cogiendo en sus brazos todas las botellas, intentando andar sin tambalearse ni caerse. Se acercó al borde de una alcantarilla y las tiró una a una, esperando oir como caia al agua una para tirar la siguiente. Se perfectamente lo que necesito. Comenzaba a tener calor, tanto que sudaba mientras intentaba caminar agarrandose con las dos manos a una pared. Una sola calle. Le parecía que aquella calle nunca terminaría, o que sus fuerzas flaquearian pronto, pero tenía que seguir andando. Unos doce metros más adelante casi se cae cuando la pared terminó, pero se sujetó sin saber muy bien como con su mano sudorosa. No es normal, pero ya queda poco. Miró con los ojos medio cerrados todos los botones de los pisos de aquel edificio, y cuando encontró el de ella picó y cayó al suelo, respirando como si el aire ya no llegase a sus pulmones. Ven, por favor. Quería decirselo, pero ya casi no tenía voz, tenía que guardar esa poca voz que le quedaba. Sintió su voz a través de aquel cacharro metálico, y cerró los ojos para imaginarse que ya estaba abajo. Pero se quedó prácticamente inconsciente hasta que sintió como la puerta de aquel edificio se abría, y allí estaba ella. Se levantó sin saber de donde sacaba las fuerzas, arañando los ladrillos y la pared para que el esfuerzo fuera más pequeño. Sentía su voz lejana diciéndole casi a gritos que si estaba bien y sus ojos mirandole con preocupación y miedo. Le puso una mano en el hombro y le dijo al oido: estoy borracho de amor, loco por ti. Finalmente se desplomó sobre ella y por fin, descansó.

Sweet fifty-one

Bueno señores, ¿Quien no tenía ganas ya de que llegase este día? Yo desde luego no, la verdad no me apetece pararme a pensar en este año viniendo desde Enero, ¿No se podría contar solo este último mes? Pero lo prometido es deuda:
Supongo que durante este año me ha pasado de todo, muchísimas cosas. Pero por pereza, vageza o poca memoria solo me acuerdo de Junio, Julio, Noviembre y como no, Diciembre.Y no creo que me acuerde de Diciembre porque es el mes en el que estamos aún hoy, si no porque digamos que ha sido el mes más especial del año.
Quitando esto no se que más decir , que estos 365 no fueron buenos hasta el final, ahora entiendo el dicho ese. Feliz 2010

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sweet fifty

Tal vez tenían razón aquellas personas que decían que uno aprendía algo nuevo cada día. Últimamente él creía que la vida no le estaba dando grandes lecciones, que todo era bastante monótono.
Pero hoy, como si en cierta forma la vida hubiese estado esperando estos días para darle una lección gigantesca, había descubierto algo que le hacía sonreir fuese el momento que fuese. Ella. Abrió los ojos para ver los suyos y se dio cuenta de que, al fin y al cabo, se moría por todos y cada uno de sus huesos, de sus besos y de sus miradas.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Sweet fourty-nine

Le solían decir que la ignorancia era atrevida.
Él era un ignorante, un ser estúpido que hasta ese momento fundamentó sus decisiones en jugar a cara o cruz. En basar tu vida en dos caminos, hasta que se dio cuenta de que no le gusta ninguno de esos dos caminos, de que el que él quieres está en el medio, y no sabe que hacer.

Tal vez solo se des cuenta de eso cuando está debajo del árbol, cuando ha robado una bola y no quiere que nadie le vea.
Cuando en un principio esa bola era para algo... que ya no recuerda. Idiota.
Tan idiota que aún ahora no lo entiendo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Sweet fourty-eight

Era 23 de Diciembre y al año le quedaban los días contados.
Algún día próximo se tendría que parar a pensar en toodo lo que había vivido este año 2009, pero desde luego ese día no iba a ser hoy. Hoy no podía pensar, hoy estaba en su modo OFF.


Would you lie with me and just forget the world?

Your perfect eyes, they're all I can see, off.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sweet fourty-seven

Se asoma al balcón de su casa, en el cual no cabrian más de dos personas y se sienta en una barandilla verde con óxido bastante endeble que es todo lo que le salva de caer y morir.
Saca un cigarro y lo enciende, apurando las caladas mientras siente una música lejana proveniente de dos o tres calles más allá. Oooouuh, ooooohhhh, uuuh, ooooooooohhhh, yeaaah! . Se ríe, no puede evitarlo. Hacía tiempo que no podía estar ahí sentado sin desear caer, sin estar tentado de terminar con aquel sufrimiento continuo. Pero ahora ya no es asi, total... aunque no se considera la persona más feliz del mundo aún, no se siente del todo desgraciado.

Una vez más... liberado.

Sweet fourty-six

Quiero escribirte en una nota que jamás regresaré
Se ríe de un modo histérico, ya no puede pegar nada porque le duelen sus nudillos, ya no puede soñar despierto porque no tiene con que hacerlo, ya no le encuentra sentido a nada y le vuelven los recuerdos de un pasado doloroso, aun peor que el presente y que en conjunto eran una bomba.
Tras la risa empiezan a caer lágrimas al suelo. Plic, plic. Lágrimas que forman un río según va llorando con más fuerza, mientras dibuja una sonrisa en su cara. La sonrisa más triste del mundo. Una sonrisa de conformidad, ya que por fin había comprendido que toda su inconformidad era hoy conformidad, lo había aceptado. Su vida era esa, y su sentido era aquel, que ella fuese la razón de su sonrisa.
De su hoy triste sonrisa.
Trato de sacar la tinta de tus iniciales en mi piel


sábado, 19 de diciembre de 2009

Sweet fourty-five

Una mirada, un choque, unos segundos, una música, una situación, dos manos, cuatro ojos, miles de sentimientos.

Si algo quería ahora ya no era un cigarro, ni nada para colocarse. Ni si quiera una botellita de vodka que se podría haber comprado en cualquier tienda abierta a esas horas. Simplemente quería sus labios, una noche más, pegados a los suyos. Destilando en él la droga más tentadora de todas: su sabor. Su dulce y amargo sabor, indefinible.

Le bastó con que sus labios se rozasen una décima de segundo para que algo en su cabeza sonase. Crack, crack, ¡Piensa!

martes, 15 de diciembre de 2009

Sweet fourty-four


Angels with silver wings shouldn't know suffering.

¿Que era eso que sentía?, ¿Inocencia?, ¿Miedo?, ¿Impotencia?, ¿Mareo? No lo sabía, era una mezcla de tantísimos sentimientos que ya daba por perdidos. Desde que ella estaba en su vida se había sentido confiado, capaz de todo y seguro, pero cada mañana que la veía sentía esa mezcla de nuevo. Recuerdos de un viejo sentimiento poderoso: amor.

Precious and fragile things need special handling.

Su poder era increíble, le volvía bobo. Le dejaba K.O. en un segundo, en una mirada. Y en los mil y un sentimientos que él trataba de trasmitirle a ella, aunque se perdiesen en la distancia que le separase y se los llevase el viento frío, impidiendo que ella nunca se enamorase de él.

I'll wait for tomorrow.. too late to wait another day.

Your precious time.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Sweet fourty-three

Hoy hace un año de ti, de su sonrisa, de tu mirada, de tus labios, de tus ojos, de su profundidad, de tu cuerpo, de tus besos, de aquel abrazo, de los momentos, de los sueños, de las noches en vela, de las lágrimas, de los mensajes, de las alegrias, de las Coca-colas, de los avatares, de los tuentis, de los privados, de los 17 de Julio, de nosotros, de mi felicidad, de tu perfección, de tu ropa, de tu olor, de lo que causabas en mi, de lo que simbolizabas, de aquel banco, de tu pasado, de tus vecinos, de tu futuro, de tu móvil, de mi libro, de tu trabajo.

Un año, en el que no me arrepentí de nada, y llevo deseando que llegase este día para poder decirlo: serás siempre uno de los mejores recuerdos de mi vida.
She was the one.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Sweet fourty-two

Melancolía. (Del latín melancholia)Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

Era un ser melancólico, con una visión particular de la vida y soñador hasta puntos insanos. Que nunca podía ser feliz completamente, puede que fuese por su melancolía... o puede que fuese el hecho de que le había prometido hacía ya dos años que aunque la olvidase ella siempre sería la razón de su sonrisa.

martes, 8 de diciembre de 2009

Sweet fourty-one

Y llovió, finalmente llovió y él acertó en lo que creía, tras pasar la peor noche de su vida un ángel le estaba buscando para devolverle un poco de aquella vida que entre gritos y lágrimas creía haber perdido.
Si, seguía sin encontrar el sentido a nada, pero al menos tenía una mano que le guiaba y le ayudaba, y podía cerrar los ojos y dejarse guiar. Porque sabía que confiaba en ella.
Tal vez hoy llueva, pero hoy tendrá un paraguas para cubrirse, y cuatro manos para sujetarlo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Sweet fourty

Le dolía la cabeza, sabía que no era bueno para él ponerse a llorar de aquella manera... acababa siendo malo, hacía que le doliese la cabeza y los ojos se le cerrasen solos. Hasta que se dormía.
¿Como podían pedirle que un día como hoy fuese normal?, ¿Que se comportase como siempre, como si nada hubiese cambiado y todo siguiese el ritmo?
Podía haberlo hecho toda esta semana, había estado en un mundo feliz del que parecía que nadie podía bajarle, pero visto lo visto si, hasta volver a dejarle sin sueños, mirando el techo como lo había hecho tiempo antes que ya le parecía muy lejos.
Una noche de las que hacía tiempo echaba de menos, donde le pesaba todo el cuerpo, le dolía el corazón y deseaba la paz en cada una de sus lágrimas.

Hoy va a llover. Os lo aseguro, lloverá.

Sweet thirty-nine

No lo soportaba, no lo entendía. ¿Si nadie lo haría por que lo iba a hacer él? En cambio el que lo sentía era él.

Sweet thirty-eight





Únicos. U2.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Sweet thirty-seven

Queria que le clavasen un puñal y le matasen, hoy sabía que no tenía razones para querer suicidarse, pero si las tenía para querer que le matasen. Lloraba de impotencia y con un grito pedía que su sangre corriese por su camiseta y hiciese un ruido sordo al llegar al suelo, dejándole poco a poco sin fuerzas, matándole. No merecería vivir, solo estaba aquí para joder.
Y no quería eso, realmente no lo quería, realmente se odiaba. Necesitaba desaparecer ya, aunque ya no fuese por su paz, que el resto del mundo si pudiese celebrar su muerte.
Ahora aquel insignificante era un autentico estúpido.

Sweet thirty-six

Si algo le gustaba de su pasado era pararse a recordar esos pequeños momentos de felicidad que había tenido.
Por mucho que una persona le pudiese hacer daño, y por mucho que le costase levantarse después de caer por su culpa, por muchos malos días y por muchas lágrimas que pudiese derramar por una persona, cuando pasaban todas esas absurdas fases del odio y el rencor llegaba una etapa en la que solo intentas que en tu mente se queden los buenos recuerdos, los recuerdos de un día en el que te hicieron sentir casi tocar el cielo con los dedos, sentir como podias sonreir porque no habia nada en este mundo que en esos momentos te hacia sentir triste. Y esa es la magia de las cosas, las que aunque todo vaya mal nos hacen reir. La que permanece en nuestra memoria para recordarnos que por muy mal que esté todo, hubo una vez donde estuvo bien, donde fue insuperable, y que eso puede volver a pasar, y pasará.
Tal vez esto pruebe que la magia de la vida está en las pequeñas cosas, aunque parece ser que hoy en día ya nadie se para a ver esos pequeños detalles, esas pequeñas sonrisas, esos pequeños gestos.

She was the one.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Sweet thirty-five

Necesitaba un cigarro, necesitaba el dulce sabor de la nicotina en su boca y el humo desdenciendo por su garganta. Necesitaba ese sabor vicioso que se le quedaba en la boca tras apargarlo, y necesitaba también la ansiedad que le producía tenerlo en la boca pero que el mechero no encendiese y no pudiese fumar aún. Recordaba la reconfortante sensación de la primera calada, y las miradas recelosas cuando ya se estaba acabando, y deseaba que fuese interminable. Le gustaba recordar el mareo que le producía en sus primeros cigarros, cuando le permitia con solo mirar al cielo, sentir que lo podía ver todo en una mirada. Ahora para eso necesitaba algo más fuerte que los cigarros ya no le concedían. Desgraciadamente uno se acostumbra a todo.

Pero si ahora lo pensaba bien... fumar no era tan malo, era su pequeño vicio. Su evasión.

Sweet thirty-four

Te lo prometo, conseguiré que acabes odiandome. Tanto incluso que desees que desaparezca, y ese día lo haré, desapareceré.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sweet thirty-three

Había algo en ella que, desde su desconocimiento, le resultaba conocido. Cuando iba tras ella, disimulando no ser más que otra persona que sale de clase, en realidad la observaba, quedandose con la boca abierta, fijándose en esos pequeños detalles en los que no te fijarías jamás de una persona si no te interesase como algo más que tu amigo.
A pesar de que sabía que ella y él no se conocían de nada, absolutamente de nada y lo máximo que podía saber era su clase, al verla caminar no podía evitar que su tranquilidad le pareciese familiar, hasta dulce. Tal vez no podría hablar mucho de sus labios, porque no se había fijado mucho en ellos, cuando pasaban cerca y la miraba lo hacía a los ojos, y ahí si que realmente, y por un chispazo que apenas duraba unos segundos, sentía que la conocía desde que había nacido, y que eran él uno para el otro, que siempre habían estado esperandose, en una vida vacía a la cual el otro podría dar sentido. ¿Y quien decía que no? Pero claro, quien sabe que pasaba por la mente de ella...

martes, 1 de diciembre de 2009

Sweet thirty-two





Le encantaba su palidez, sus ojos negros, sus labios, su mirada, su forma de caminar, de moverse, su voz, todo. Le encantaba. Y tenía ese maldito poder para volverle estúpido y dejarle sin palabras, para dejarle mudo y poner su corazoncito a mil. Ese efecto que tan poco le gustaba. Al fin y al cabo aunque fuese insignificante era una persona de ideas claras, y ella desmontaba su mundo, lo ponía del revés y lo batía para que su cerebro al igual que una Coca-cola se desbordase a la hora de pensar.
Tal vez no fuese aún demasiado importante, pero le daba fuerzas para levantarse cada mañana a cuatro grados y ponerse el iPod con esta canción:









It´s really good to hear your voice saying my name, it sounds so sweet coming from the lips of an angel. Hearing those words, it makes me weak.

Sweet thirty-one

Welcome December, hello cold hands.

Sweet thirty

Cuando los sueños superan a la realidad prefieres dormir.

Everytime I look into your eyes, I know it only comes once in life, and now my hearts gone cold.[...] I don't wanna be without you now, I just wanna be with you tonight.

Me paso el día y la noche soñando con que quizá al día siguiente si me atreva a no solo mirarla, si no también a decirle algo... pero pasa la noche y llega el día, y no le digo nada, y pienso mañana será.
Siempre espero que den ese paso por mi, y ya no hay nadie que haga eso por mi... realmente solo te das cuenta de que has hecho algo mal tiempo después, pero eres un gilipollas si, aun sabiendo que un día lo hiciste mal, al siguiente lo repites.
Y mi mente siempre me dice lo mismo, a cada minuto, me vuelve loco.

Are you ever gonna do that?


Hoy soy un insignificante... bastante gilipollas.