martes, 2 de noviembre de 2010

Sweet sixty-four



Just say yes! (Only love)

Noviembre me trajo de nuevo.

sábado, 23 de enero de 2010

Sweet sixty-three

Y allí estaba él, mirando los coches que pasaban y contando los segundos que el semáforo tardaba en cambiar de color. Treinta segundos para los peatones y setenta y dos para los coches, que injusticia. Aunque a esas horas poco importaba si eran treinta o setenta segundos, ya que nadie utilizaba ese cruce, prácticamente ni un solo coche ni una sola persona.
Era bastante tarde, pero sin duda había algo que hacía que le gustase que hubiese setenta y dos segundos en los que podían pasar coches, porque aunque fuesen pocos todos y cada uno de ellos contaban una historia si mirabas en su interior.
El primer coche que pasó podía recordar con claridad que era un hombre y una mujer, y que no se miraron ni una sola vez mientras el coche estuvo parado porque el semaforo estaba en rojo, simplemente el hombre se dedicaba a mirar el semaforo mientras pasaba las manos nervioso por el volante, como si desease arrancar y por fin tener una excusa para no mirar a su mujer, la cual tenía la vista perdida en algo que debía haber dentro del coche, pero no podía saber muy bien que era. Aunque ya dejando volar su imaginación él pensó que tal vez no miraba nada y su mente estaba en otro hombre, otro lugar, otra situación o tratando simplemente de no pensar.
No recordaba muy bien ni el segundo ni el tercer coche, no se pararon en el semaforo, simplemente eran, o eso parecían, personas que conducian con sueño y ganas de llegar a casa, sin poder saber él si le esperaba una familia y un dulce hogar o la soledad y un piso en el no cabrian ni diez personas juntas.
Lo que si recordaba con claridad era el segundo coche que se paró en el semaforo, exactamente treinta y tres segundos después de los anteriores y poco antes de que el semaforo para los peatones se hubiese puesto en verde. Era una mujer que no aparentaba más de treinta años, con el pelo marrón claro, tan claro que parecía tener alguna mecha rubia, largo y ondulado. La piel pálida y un jersey de cuello alto marrón, ya no podía ver más porque el coche se lo impedía. Pero más que su piel, su pelo y su ropa le llamaron la atención sus ojos, eran grises, tan intenso que sentía que le faltaba el aire si sus ojos se clavaban en él, y eso estaban haciendo.
Hasta ese momento ningún conductor se había fijado en él, no creía que desde esa altura nadie pudiese verle, al fin y al cabo, nadie iba a pensar que un chico iba a estar en su ventana a las cinco de la mañana perdiendo el tiempo de aquel modo.
Pero ella le estaba mirando y eso le desconcertaba. Vio como una lágrima salía de su ojo derecho y rodaba por su mejilla hasta entrar en su boca, ella la atrapó cerrando los labios. Sabía que estaba saboreando el sabor salado de estas, no podía saberlo pero lo sabía.
El semaforo se puso en verde para los coches, pero ella no arrancó. No pasaba nada si no lo hacía, nadie estaba esperando a que ella arrancase para avanzar. Ella continuó mirandole un rato más y atrapando sus lágrimas, le obligó a dejar de contar los segundos que pasaban y se centró en sus ojos. Estaba seguro que con el silencio que reinaba ahí, si hubiese dicho algo con toda seguridad esto abría llegado a los oidos de ella, pero tenía los labios sellados, no podía emitir ni un solo sonido.
Había algo que no podía describir en aquel momento, una falta de palabras, una falta de ruido o sonido, una falta de tiempo, un todo total y absoluto.
Aún a día de hoy él no sabe cuantos minutos o horas pasaron, pero lo que si sabe es que cuando se empezó a sentir el ruido de un motor lejano ella miró solo un instante su retrovisor y después le volvió a mirar a él mientras cogía el volante, apretaba el acelerador y le dejaba allí para siempre.
Cuestionandose hasta el fin de sus días quien sería ella.

viernes, 22 de enero de 2010

Sweet sixty-two


Sweet November.



She's got a pretty smile.

Su sonrisa y su mirada eran capaces de parar el tiempo.

She walks around in circles in my head.

Sus besos hacían que tanto el tiempo como los latidos de su corazón se acelerasen.

Where you are going is where I want to go.

Cada vez que la abrazaba fuerte su mente repetía "que dure cuanto menos para siempre"

All I know is that when you are here you make me feel alive.

Y al recorrer su cara con la mano le parecía estar tocando a un ángel.

Lose myself in you... is all I want.

martes, 19 de enero de 2010

Sweet sixty-one

¿Me recuerdas? Era la nube que te acompañaba cuando estabas decaido, era el reflejo que veías en el espejo y tanto odiabas, era el miedo que sentías cuando tenías cuatro años y te dejaban a oscuras, era aquel recuerdo que te hacía llorar.

¿Qué?, ¿Ya sabes quien soy? Te daré más pistas, también era tu mirada de satisfacción al aprobar un examen, también era tu euforía cuando te emborrachabas, también era quien aceleraba tu corazón cuando la veías.

Soy tu vida, y no se si me alegro o me lamento por decirte que todo aún no ha terminado. Que seguiré dandote alegrias y desgracias día tras día. Y que esta partida va para largo, porque aún te quedan muchas cosas por conocer y muchos lugares a los que ir.

¡Ah, y felicidades!, has pasado de pantalla.


lunes, 18 de enero de 2010

Sweet sixty

Only you can make this change in me; for it's true, you are my destiny. When you hold my hand, I understand the magic that you do. You're my dream come true, my one and only you.

domingo, 17 de enero de 2010

Sweet fifty-nine

No se funcionar de otra manera. No se como cambiar mis sentimientos, no se expresarlos a veces, no se reirme cuando hay que hacerlo, no se llorar cuando todos lloran. Simplemente es mi modo de vivir la vida, cuestionando porqué habría de llorar, reir, cambiar algo dentro de mi, expresarlo. Y todo pasa cuando yo aún sigo cuestionando, mirando al cielo e intentando darle la explicación que nadie le daría de porque se mueve, o criticando la que ya tiene.

¿Inconformista, pasota, insensible? Quien sabe, creo que en el fondo soy todo lo contrario.

Sweet sixteen

Dulce, dulce, dulce, dulce, tan dulce, increiblemente dulce, genialmente dulce, dulce sin ser empalagoso, dulce, dulce, dulce sin ser amargo, dulce sin necesitar azucar, más dulce que miles de piruletas. Dulce hasta cansar y agotar.
DIECISEIS.
Tan dulce que perdía el conocimiento. El sabor más dulce al paladar, la melodía más dulce y el sentimiento más dulce. Sweet, sweet, sweet sixteen. Jamás existiría otro día asi.

lunes, 11 de enero de 2010

Sweet fifty-eight

El guardián entre el centeno.







"Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo cuando van entre el centeno… Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños, y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde del precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezo a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo… Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Yo sería el guardián entre el centeno"

domingo, 10 de enero de 2010

Sweet fifty-seven

Desgraciadamente por mucho que lo intente esta canción nunca le curará las penas de ningún tipo de mal. Simplemente creará esa sensación de vacío y falta de aire en su cuerpo, lo que se suele producir cuando tratamos de recordar un sentimiento muy fuerte que estuvo dentro de nosotros y que nuestra memoría ya no nos permite revivir.
Había momentos de su vida en los que deseaba volver a tener catorce años, a ser un niño feliz que soñaba despierto mirando por la ventana tratando de escribir una historia en la cual pudiese soñar estar a su lado.
Había otros momentos en los que solo deseaba poder recordar algo más que las horas que había malgastado llorando cuando sabía que no la vería más. En cambio sentía que ya nunca la podía recordar, solo aquella canción le producía aquella sensación, pero le frustraba la idea de no poder recordarla.
Curiosamente aquella canción también le recordaba a un verano, era inexplicable el porqué, como las miles de cosas que pasaban por su mente.

No, no need to laugh and cry. It's a bad day.

Sweet fifty-six

Pequeñas gotas caían al suelo al mismo ritmo que el reloj pasaba los segundos, una tras otra iban haciendo cada vez un charco mayor. Un minuto para sesenta gotas, el suelo se iba tiñendo de rojo que reflejaba la negrura de la noche.

Se asomó a la ventana haciendo que las gotas cayesen ahora a la calle, cayendo desde una distancia de cinco pisos, a una velocidad cada vez mayor. Sentía que le empezaban a fallar las fuerzas, y dibujó una sonrisa en su cara. Apoyando principalmente su brazo derecho consiguió sentarse sobre el alfeizar de la ventana, dejado sus piernas colgando hacia el exterior. Cerró los ojos y sintió la lluvia dandole en la cara. Le produjo la risa, no podía evitarlo, ya estaba loco de remate, simplemente... saltó.

Pero un ángel nunca muere.

Sweet fifty-five

No sabía porqué pero aquella noche no podía dormir, simplemente su cerebro funcionaba demasiado rápido como para pararlo. No, no era eso, simplemente tenía tanto miedo a volver a olvidarse de aquello durmiendo...






He can't feel the cold when he's shouting at the sky.




sábado, 9 de enero de 2010

Sweet fifty-four

Cada vez que el peso del mundo desbordaba sus hombros y cogía los mandos de aquella moto virtual sentía una libertad que siempre soñaba. La libertad de que vivir o morir estuviese solo en él, en sus brazos y en su concentración.
Es por eso que a veces le frustraba el hecho de que aquello no fuese más que un juego, y todas las caidas que sufría por la velocidad, las drogas o causas ajenas a él no las sufriese en su propia piel. Deseando ya no el dolor, si no la sensación anterior, el viento en la cara, la velocidad, una sensación increible.
Necesitaba adrenalina, necesitaba una evasión. Algo que le relajase y le mantuviese atento.



viernes, 1 de enero de 2010

Sweet fifty-three

talk to forget.

Había tantas canciones dedicadas a la misma persona que cuando aquel chico abría su reproductor no sabía que escuchar, tenía tanta rabia contenida que le pegaba al teclado, haciendo que las teclas de al rededor vibrasen como si fuesen a salir volando.
Era estúpido, ¿Por que había hecho eso tiempo atrás? Ya no recordaba el porqué, solo podía escucharlas, y entender esa letra que podría cantar perfectamente de principio a fin. Poco a poco y gracias a los estribillos o pequeñas partes especiales de aquellas canciones lograba recordar un pequeño instante que había pasado junto a ella, y que precisamente por ello le había atribuido aquella dedicatoria tan especial.

Desgraciadamente para él aquel día su teléfono no sonó, no pudo como cada tarde hablar para olvidarla, para despejar. Y se quedó en casa, con su reproductor de música sonando. ¿Que más daba que era aleatorio?, ¿Que más daba si era por orden? Al fin y al cabo todas y cada una de esas canciones le pertenecian. Finalmente, tras varias horas sin comer, dormir ni levantarse de la cama, abrió los ojos y apagó el reproductor. Se acercó a la ventana y se meció, dejando parte de su cuerpo fuera y parte dentro. Colgando en el vacío. De pronto el reproductor se encendió sin quenadie lo activase, y mientras él perdía el equilibro cayendo hacia el exterior sonaba: all you need is love.


Esto es de... Junio del 2008, simplemente me aburría y estaba buceando en el baúl de mis recuerdos ooh, ooh. Espero que os guste.